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La Biblioteca Ecuatoriana de "Últimas Noticias"
Publicado por      10/12/2023 22:23:27     Ex Libris    0 Comentarios
La Biblioteca Ecuatoriana de "Últimas Noticias"

Este post comienza con un término de formato, folletín, que acabó siendo concepto de un género literario. Aunque su humilde origen lo ubicaba solamente en la parte inferior de un periódico, como algo distinto de su contenido, pero sugestivo y con opción a ser recortado y coleccionado, el folletín pronto se convirtió en antro de intrigas y sucesos dramáticos que en múltiples ocasiones atraía a los lectores más que el periódico mismo. Había pues nacido la tan denostada literatura “folletinesca”.

Se ha dicho que el folletín (del francés feuilleton) se desarrolló en el siglo XIX, en Europa Occidental, con la aceleración de la alfabetización de las masas pobres, que facilitó la lectura a sectores demográficos hasta entonces desconocidos. De la aparición de trabajos cortos se pasó paulatinamente a la producción de folletos, o sea cuadernillos o pliegos más grandes, que abarcaban temas diversos como gastronomía, asuntos hogareños, religiosos y políticos y por supuesto narrativas de amplio espectro sobre todo en novelística. Su asociación a periódicos y revistas se hacía a base de la entrega periódica y gratuita de una obra completa, pero en varios folletos, que el lector podía leerlos y desecharlos o coleccionarlos para una encuadernación ad-hoc, o alguna más técnica y duradera, precaución a veces innecesaria porque los mismos editores de los folletos se ocupaban eventualmente de producir el volumen completo y encuadernado. 

Por la gran acogida que tuvo en el público, el folleto abrió horizontes a innumerables escritores, a veces de poca monta, y eventualmente hasta a escritores consagrados que buscaban ampliar su popularidad y, de paso, mejorar sus ingresos. En Francia, aprovecharon de esta coyuntura, Sue, Balzac, Dumas, Flaubert, y en España Pérez Galdós, el padre Coloma, Pérez Escrich, Fernández y González entre otros.

En Ecuador, el asunto comenzó hacia fin del siglo XIX, y en el caso de escritores famosos, conocemos que algunas novelas de Máximo Gorki, como “En la estepa” y “Los Vagabundos”, aparecieron en folletines en Quito con El Telégrafo (1902), y “El Milagro” en Guayaquil con El Mercurio (ca. 1905). La novela “Las insaciables” de Cristóbal de Castro, publicada completa en Madrid, en El Cuento Semanal  y La Novela Corta, aterrizó como folletín de El Día, en Quito, hacia 1918.

En lo nacional, “El Regenerador”, un ensayo sobre política y literatura de Juan Montalvo, apareció como folletín de La Reforma en 1878 y el documento “García Moreno, documentos históricos y escritos referentes a la muerte del gran hombre” de Carlos M. de la Torre et al. fue folletín de El Derecho de Quito en 1921. Por cierto, las primeras novelas del Ecuador también se acogieron al rito del folletín. “La Receta” de Francisco Campos lo hizo para El Globo Literario de Guayaquil en 1893. “La Emancipada” de Miguel Riofrío, apareció en forma de folletín en 1863 con el diario La Unión, Quito, y tuvo que esperar 110 años para ser publicada como novela independiente (1973, Consejo Provincial de Loja). La historia de Cumandá de J. L. Mera fue al revés: publicada en primeras ediciones en 1879 (Imprenta del Clero, Quito) y en 1891 (Fernando Fé, Madrid), se convirtió en activo folletín de diarios de Quito, como La Patria (enero-marzo 1905), La Cantárida (20 Feb-10 abril de 1922) y El Comercio (1943), y de Guayaquil como El Telégrafo (junio de 1931). 

He reseñado muy brevemente la historia del folletín, sin ánimo de escribir un discurso, sino solamente de señalar el ambiente en que se movía, para destacar una interesante iniciativa de difusión de la cultura ecuatoriana por parte de la Empresa Editora de la Compañía “El Comercio”, Quito. En los años de 1943 a 1964, y con la ya decadente técnica del folletín, este diario logró sostener a su colega alterno Ultimas Noticias (previamente llamado “Edición vespertina de El Comercio” y “La Tarde”) publicando una serie de trabajos agrupados en una “Biblioteca Ecuatoriana de Ultimas Noticias”, (que la abreviaré como BEUN), llamada a veces también “Ediciones de Ultimas Noticias” y “Biblioteca Popular Ecuatoriana”. En su presentación del “proyecto” en lo que parece haber sido el primer volumen (Cumandá), El Comercio señala que “se ha dispuesto una sección de Últimas Noticias, a fin de publicar las obras del pasado y las del pensamiento ecuatoriano contemporáneo, contribuyendo a destruir en lo posible aquella desconexión con nuestra tradición”. La lista que he podido reconstruir consta de 21 monografías (21 x 15 cm.) que, en orden cronológico, es la siguiente:

-Mera, Juan León, 1943, Cumandá, 196 pp. 

-Velasco, Juan de, 1946, Historia del Reino de Quito en la América Meridional, 3 tomos.

-Arias, Augusto, 1946, Panorama de la Literatura Ecuatoriana, 399 pp. 

-Albornoz, Miguel, 1946, Orellana, el caballero de las Amazonas, 232 pp.

-Murillo Miró, Juan, 1946, Historia del Ecuador de 1876 a 1888, precedida de un resumen histórico de 1830 a 1875, pp. 297. 

-Simson, Alfredo, 1947, Las selvas del Ecuador. Relaciones de viaje. Seguida de “La religión de los indios jíbaros del Ecuador Oriental por Dr. Rafael Karsten, 258 pp. 

-Karsten, Rafael, sin fecha ca. 1947, Venganzas sangrientas, guerras y fiestas de la victoria entre los indios jíbaros del Oriente ecuatoriano. Folletín de El Comercio.

-Barrera B., Inés y Eulalia, 1947, Tradiciones y leyendas del Ecuador, 314 pp.

-Enock, C. Reginald, 1947, Ecuador: su historia antigua y moderna, su topografía y recursos naturales, sus industrias y su desarrollo social, 354 pp. 

-Barrera B., Inés y Eulalia, 1948, Los mejores cuentos ecuatorianos, 423 pp.

-Aguilera Malta, Demetrio, 1948, El pirata fantasma, 121 pp.

-Maldonado, Pedro Vicente, 1948, El Camino de Quito a Esmeraldas, 128 pp.

-Villacís Terán, Enrique, Augusto Arias, Manuel Ma Polit Lasso, 1950, La Santa Quiteña, 229 pp.

-Naveda Bolívar H., 1950, Galápagos a la vista, 411 pp.

-Herrera, Pablo, 1964, Apuntes para la Historia de Quito, 74 pp.

-Menten, Juan Bautista, S. J., 1964, Estudios sobre el Mapa del Ecuador, 82 pp.

-Villavicencio, Manuel, 1964, La Provincia del Oriente, 61 pp.

-Andrade Marín, Francisco, 1964, La Región Oriental del Ecuador, consideraciones político-económicas sobre el Territorio del Oriente, 38 pp.

-Wolf, Teodoro, 1964, Viajes científicos por la República del Ecuador, I. Relación de un viaje geognóstico por la provincia de Loja (con una carta geográfica y otra geológica), 56 pp.

-Wolf, Teodoro, 1964, viajes científicos por la República del Ecuador, II. Relación de un viaje geognóstico por la provincia del Azuay (con una carta geográfica y otra geológica), 79 pp.

-Wolf, Teodoro, 1964, Viajes científicos por la República del Ecuador, III. Memoria sobre la geografía y geología de la provincia del Esmeraldas (con una carta geográfica sobre la misma), 85 pp. 

En términos generales, la BEUN abrió espacio a la literatura, historia y geografía nacionales, con una selección de obras de calidad: títulos que entraban como primera o segunda edición, y la mayoría con buena acogida, ya que fueron reeditados después por otras instancias. En literatura, por cierto, la novela Cumandá no podía faltar. Aunque ya había salido en folletín, a comienzos del siglo XX, (cf. supra) fue incorporada en 1943 a la Biblioteca, acaso con el ánimo de crear un nicho para la literatura nacional. En efecto, en años subsiguientes entraron en la colección el Panorama de la Literatura ecuatoriana de Arias, en segunda edición, que le catapultó al gran público, siendo desde entonces objeto de varias ediciones, la última de las cuales que tengo registrada es la quinta en la Casa de la Cultura Ecuatoriana (1971). Las dos antologías de leyendas y cuentos de Inés y Eulalia Barrera (hijas de Isaac Barrera, escritor y diplomático ecuatoriano), estas últimas a acompañar, en la época, al casi solitario libro de tradiciones de Gangotena (Al margen de la historia, 1924), rematando el impulso con El Pirata fantasma, obra de teatro o comedia de Aguilera Malta, importante escritor del Grupo de Guayaquil. No sé qué “culpa” tuvo la inserción de Cumandá en la Biblioteca, pero lo cierto es que después de esto han llovido las re-ediciones a lo largo del siglo XX y del presente. Ahora, su sitial es alto, y no hay duda que Cumandá es la novela ecuatoriana por excelencia.

Las obras históricas están representadas, en primer lugar por la “Historia del reino de Quito” de Velasco, en la época apenas conocida por la edición de Agustín Yerovi Pintado (1841-1844), nuestra edición príncipe, si se quiere, por ser la primera ecuatoriana y la primera en español. Naturalmente, la Biblioteca hizo una reimpresión de esta edición que, gracias al sistema de entrega de folletines, permitió la amplia difusión de la obra de Velasco. Le guste o no el autor, todo ecuatoriano debe leer o siquiera hojear en su vida la obra de nuestro primer historiador. Luego tenemos el trabajo del Dr. Pablo Herrera, publicado originalmente en 1874 (Imprenta de Juan Campuzano, Quito). He aquí, tal vez, al primer ecuatoriano en docta conversación con cronistas y documentos de archivo: Atahualpa y sus hijos, fundación de Quito, Rumiñahui, crueldades de españoles, últimas resistencias y primeros vecinos de Quito, nuevas fundaciones, el país de la canela, la muerte de un virrey en la ciudad… Bien lo dice L.A.M.: “estudio corto con preciosas revelaciones históricas y que por ser rarísimo se lo reproduce como una primicia de esta serie del Vespertino”. En cuanto a la Historia de Murillo Miró, en primera edición en la Biblioteca, es un buen ejemplo de historiografía clásica, aunque dicen que no está completa. ¿Qué historia lo está? En todo caso, trata del gobierno de Antonio Borrero y la dictadura de Veintimilla, o sea, tiempos del país agroexportador y del progresismo como política dominante. Poco rastro ha quedado de esta edición, pero los lectores interesados estarán contentos de saber que el libro fue reeditado por Corporación Editora Nacional y FLACSO en 1993. 

Un inesperado acierto fue la publicación de El Camino de Quito a Esmeraldas de Maldonado, cuyo original fue escrito hacia 1744. Al respecto, hay que señalar que, en esos tiempos, la Audiencia de Quito comerciaba sus productos a lomo de mula, sea hacia Cartagena-Panamá, o a Guayaquil, para su transporte marítimo al Norte. Con el tiempo, la situación se volvió onerosa, y se hizo necesario buscar rutas alternativas, que aligeren tiempos y gastos. Lo más recomendado fue crear la ruta Quito-Esmeraldas, que ahorraba a los comerciantes el viaje a Guayaquil. Y fue Pedro Vicente Maldonado quien construyó el camino, cuya reseña consta en esta obra, incluyendo el territorio y sus recursos, los pueblos indígenas y el funcionamiento del camino en transporte de productos y personas. Viene la obra con una biografía breve de Maldonado por el Dr. Antonio C. Pérez, y un Prólogo por Neptalí Zúñiga, a la sazón en España, ocupado en reunir documentos para una Colección Documental de Maldonado. Finalmente, el libro de Albornoz, una especie de biografía novelada de Francisco de Orellana (con prólogo de Augusto Arias), fue otra primicia de la Biblioteca que hizo su primera edición y la difundió adecuadamente. Según Arias, parece que Albornoz quiso hacer un libro sencillo, pero acabó escribiendo una biografía bien investigada, provista de nada menos que de 6 págs. de buena bibliografía! Gracias a ello, se conoció y se apreció este trabajo que, con razón, fue re-publicado por Editorial Herrero (México, 1965) y Ediciones del Banco Central (Quito, 1987). 

En bibliofilia, la categoría de “viajeros” es la más buscada y anhelada. Así que, encontrar en la BEUN los viajes de Simson (original en inglés 1886) y de Enock (original en inglés 1914) es un hermoso detalle y un regalo al paladar. Simson es el más salvaje. Mientras algunos viajeros comienzan rememorando como se animaron a venir acá, Simpson ha caido del cielo y ya en la primera página nos está contando que en el Ecuador, los caminos casi nunca son algo más que “senderos casi impasables durante las lluvias”, y yo añadiría que en la selva son … “más peores” todavía. Pero así, quejándose y quejándose, se cruzó el país por las tierras calientes y malsanas de la costa, en dirección a Riobamba, a Baños, al Topo, a Canelos, al Napo, Aguano, al Aguarico, al Amazonas y al Putumayo, viéndolo todo y anotando todo, incluyendo los modos de vida de los Canelos, los indios del Alto Napo, los Záparos, y los Piojés, entre otros. De hecho, a manera de apéndice, la BEUN añadió un artículo académico de Karsten sobre la religión de los jíbaros, que apareció ya en la “Revista de la Sociedad Jurídico Literaria” en 1925. A esta misma época, estimo que pertenece el otro artículo de Karsten “Venganzas sangrientas …” que anda abandonado como folletín, sin asociación con ningún periódico, sin fecha de publicación y sin nadie que hable por el. Lo que sí sabemos es que el original en inglés (Blood, revenge and victory feasts …) fue publicado en 1923 en el Bureau of American Ethnology 79:1-94. El viajero de hoy que quiera visitar la selva, con espíritu crítico, debe leer primero a Simson. Por cierto, muy difícil que encuentre el ejemplar de la BEUN, pero ya hay una edición moderna del mismo en Abya Yala (1993). Mientras el viaje de Simson es en gran medida “antropológico”, el de Enock es un estudio de “geografía humana” como el mismo señala en el prefacio. Y lo es: historia y paisaje, razas y pueblo, recursos naturales, antigüedades, industria, comercio, etc., en suma, una visión general del país como era en 1914, o sea hace más de 100 años! Vale la pena señalar en este punto la labor de César O. Bahamonde (1889-1961), el mismo escritor también de tradiciones ecuatorianas (Imprenta Gran Colombia 1950) y apreciado traductor del inglés en la primera mitad del siglo XX. A el debemos la traducción de los artículos de Karsten, de los viajes de Simson, Enock, y Whymper, y hasta la primera traducción ecuatoriana del “Drácula” de Bram Stoker, en Quito 1928 (!). El libro de Enock, traducido por Bahamonde para la BEUN, fue también publicado casi al mismo tiempo, pero con otro traductor, Arturo Meneses Pallares, en Anales de la Universidad Central en 1944-46 (tomos 72, 73 y 74), y reimpreso por la Corporación Editora Nacional en 1981.

En el ámbito geográfico tenemos también otras obras publicadas. Se ha reeditado un estudio político económico de Francisco Andrade Marín (1884), padre de L.A.M. y personaje que conoció bien el “Territorio de Oriente” del que fue Gobernador, y adonde inclusive llevó un grupo de gente que estableció la colonia Alejandría en el Alto Napo. Por otro lado, destaco los estudios sobre el mapa del Ecuador del jesuita alemán Juan Bautista Menten, invitado por García Moreno para la Escuela Politécnica. Aunque astrónomo de formación y fundador del Observatorio Astronómico de Quito, Menten ocupó más su tiempo en asuntos geográficos, entre ellos las observaciones a la elaboración del mapa del país, en la que se involucraba información de distintos agentes como Pedro V. Maldonado y la misma Misión Geodésica Francesa, Miguel Villavicencio (que publica en la BEUN un capítulo de su Geografía del Ecuador, la primera del país, publicada en Estados Unidos en 1858), y los viajes científicos del geólogo y geógrafo Teodoro Wolf por las provincias de Loja, Azuay y Esmeraldas, todos publicados en 1859 y reeditados en folletines por la BEUN. En fin, hay que mencionar el libro de Naveda sobre Galápagos, primera edición en la Biblioteca: una visión general del archipiélago, historia, fisonomía del paisaje isla por isla, leyendas, y con amplia información sobre la flora y la fauna. La obra de Naveda fue declarada de interés nacional por el Congreso de 1949 y objeto de segunda edición por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, en 1952. 

El último volumen a presentar es uno de carácter religioso, La Santa Quiteña, publicado en homenaje a Mariana de Jesús en el año de su canonización, 1950. Entre los varios autores figuran Enrique Villacís T. y Augusto Arias con sendas biografías cortas, González Suárez con un discurso alusivo a la Santa, y Monseñor Pólit Laso con un “Cuadro de vida”, amén de numerosas composiciones poéticas a la santa ecuatoriana por excelencia.

En este ensayo bibliográfico he tratado, primero de establecer el modus operandi de la técnica del folletín para impulsar la venta o difusión de periódicos y revistas en nuestro país, y segundo de ubicar y delimitar un grupo particular de obras que, usando el folletín, sustituyeron la difusión de literatura liviana, por un programa de educación netamente ecuatoriano, como lo hizo la serie Biblioteca Ecuatoriana de Ultimas Noticias. Lo curioso es que funcionaba sin bombos ni platillos: su nombre variaba con frecuencia, su periodicidad era algo errática (una obra en 1943, cuatro en 1946, cuatro en 1947, tres en 1948, dos en 1950, y siete en 1964), y se hacía al parecer poca publicidad de su tarea. Tampoco se sabía sobre tirajes, ni sobre la estructura y la administración, ni sobre el misterioso L.A.M. Pero “buscad y hallaréis”, dijo el Señor, y me metí en ello. No encontré todo, pero lo suficiente para salir con la frente en alto. Se trata del tal L.A.M. que, en las publicaciones de la BEUN, hace anotaciones y comentarios, por aquí y por allí, desapareciendo luego con la misma discreción con la que llegó. Pues, L.A.M. resultó ser Luciano Andrade Marín, descubridor de la tercera cordillera del país, y famoso explorador de los Llanganates de la expedición Boschetti- Andrade Marín 1933-34, y de la región de Oyacachi, que tienen sendas publicaciones, además de “Altitudes de la República del Ecuador” y “El Ecuador minero, manufacturero y cacaotero”, entre otras. Y lo más importante para nuestro artículo, fue cofundador con Carlos Mantilla Ortega del “Diario de la Tarde” y con seguridad el editor general de la BEUN. Voilà, misión cumplida. Por cierto, dado su carácter marginal, el folletín se agotaba pronto y desaparecía casi sin dejar rastro, de modo que su hallazgo eventual no deja de ser un pequeño gran triunfo de la perseverancia de algún bibliófilo entusiasta. En cambio, los volúmenes finales, impresos y encuadernados por la editorial, por cierto poco atractivos, lograron sobrevivir algún tiempo más. Pero al presente, la BEUN ha desaparecido prácticamente, excepto por los ejemplares de las bibliotecas públicas. 

Y así tenemos la historia de un folletín nacido en un rincón de la página de un diario, agitando una esquina con el viento para atraer al lector, que lo compra, lo dobla, lo lee y lo guarda entre las páginas de un libro grande… Y la historia de un lector que ahorra los céntimos necesarios, para comprar y doblar y guardar el nuevo folletín que a lo mejor le trae el desenlace de la vibrante aventura que está leyendo… Y la historia de la gestación de un libro físico, que va creciendo de folletín en folletín hasta el último, con lo cual el lector junta a todos, uno sobre otro en orden correcto, los pega en el lomo con hilo y engrudo, y los cubre con tapas azules, poniendo en la delantera un ave fénix cortada de una revista. Y al fin, lo dejará prensado bajo la plancha del hogar, hasta que se seque todo y el ave esté lista para levantar el vuelo. 

Y entonces, viejo lector de folletines, le abrazarás a tu hijo y le regalarás el libro hecho por ti, y le tomarás de la mano, y le irás contando tus historias leídas, mientras le vas llevando pausadamente a conocer el hielo ….

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En <livirame.com> contamos con algunos títulos de la BEUN, tanto en folletines, como en ejemplares de encuadernación editorial original. Dado que no están aún exhibidos en el sitio web, se recomienda a los interesados solicitarlos personalmente en la dirección del mencionado sitio.

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